30 de julio de 2011

Te llevaste el fruto a la boca y degustaste la pelusa, y como si hubieses estado espiándome detrás de la puerta diste en mi tecla. Te luciste negro, me dejaste boquiabierta. No sólo te me arrodillaste con las margaritas en la boca sino que me entregaste una y huiste. Así se hacen las cosas. Se pone al amor sobre la mesa, se dice lo que se tiene que decir. Y lo llevaste a cabo. No solo me sacaste la ficha, hiciste malabares con ella. Yo no confiaba en vos, pero para razonarme así algo más que un par de piernas tuviste que haber observado. Cosas que ni yo estaba segura que eran de mi. Ahora te fuiste, la puerta está cerrada y lo mejor es que eso no va a cambiar. LA noche va a seguir siendo oscura, la rutina va a ir pudriéndose y tu figura se va a ir endulzando.

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