26 de mayo de 2011

Creemos que la vida es equilibrio, pero abusamos de esa palabra, la convertimos egoístamente en razón para crear por nosotros mismos la simetría.


Creemos que tenemos derecho, por el simple hecho de haber sido lastimados, a hacerlo sin piedad y como artistas del tiro libre bailamos con la bala en la mano preparándola para lanzarla a la lengua del oyente. ¿Rencor? ¿Orgullo? No sé qué nos hace pensar que se trata de frutas, que se/sacan/y/ponen de un lado o del otro de la balanza. No es una manipulación de lo que se trata cuando avanzamos, y es por eso que en definitiva terminamos retrocediendo. Yo te doy, vos me das. Yo te amo, vos me amas. Yo te lastimo, vos me odias (lastimas). Derechos. Tanto se habla del derecho, de por lo que hemos producido no tenemos la facultad de reprochar nada. Todos. Todos la cagamos alguna vez. Todos hemos sido cagados ¿Cuántas veces por ésta lógica?
Yo cedo, el oponente cede, negociamos, ¡No! la vida no se trata de algo tan logarítmico. Se lastima mucho siguiendo esa lógica.

20 de mayo de 2011

Como um vidrio estalado

Como um vidirio estalado. A quem me ler
Não derei, já agora, se esta imagem
Vem serena dos ramos que perderam
As folhas contra o céu, ou se mastigo
Qualquer raiva escondida.
Como doendo, ou sendo, ou mastigando,
Sejam rendas aéres, alma ferida,
Fecho, bruco, o poema onde não digo.


Como un cristal quebrado

Como un cristal quebrado. A quien me lea
No le diré, ahora, si esta imagen
Viene serena de las ramas que perdieron
Sus hojas contra el cielo, o si mastico
Una rabia escondida.
Doliendo, o siendo, o masticando
Sean encajes aéreos, alma herida,
Cierro, brusco, el poema en donde no lo digo.

José Saramago.

4 de mayo de 2011

Cuando las explicaciones son simples uno intenta complicársela, darle vueltas al asunto, sumarle detalles, sacar conclusiones hipotéticas, pensar qué pasa en la mente del otro. La negación a que las cosas sean como son es más fuerte y como nenes con crayones dibujamos la pared y las baldosas, lugares en los que no hay que hacerlo. Pero de niños no tenemos nada, entonces a edades mayores corresponden grandes actos a medida. Agarramos el balde de la ropa lleno de pintura, lo llenamos y lo estrolamos por todos lados. Ya cuando es a nosotros a quien nos toca limpiar nos damos cuenta de cuanto trabajo da. A veces queremos seguir pensando que no, que nos van a venir a limpiar la baba y ocupando casi todo el piso hacemos angelitos. Nos preguntamos cómo pudimos terminar así, si todo era un día más de la simple rutina. En la cocina, lavando los platos, agarrando la esponja, llenándola de detergente, el primer plato, la espuma, el segundo, el piso y la pintura. La concentración en el acto de enjuagar, el shock de no estar haciéndolo y aparecer, casi por inconciencia, probando el enchastre. Las cosas suceden. Las ganas van y vienen, somos el agua sucia con los restos de comida y la grela del suelo. Intentamos ser lo que queremos ser. Cambiamos lo que queremos ser, cambiamos.

1 de mayo de 2011




Creo que me siento mejor


a la hora de mirarte como amiga


para decirte que todo va a estar bien,


que cada idea híbrida o bien formada


no es más que


una demostración de la vida


que nos modela, nos cambia.


Y así pasamos de ser pelotitas rojas, narices de payaso a


ser humor cómplice


para, de vez en cuando, asustarnos con el paso del tiempo,


y con nuestros diferentes obstáculos


limitaciones


con los que hacemos malabares,


y nos divertimos.


A veces me olvido que estás ahí siempre


es que a los malabares uno le pifia


pero cuando me doy cuenta


que no es así


me siento aliviada


¿Por qué al final


terminé


hablando de mi?


Creo que porque también yo


quiero contenerte,


contención a pseudo distancia,


entre clase y clase,


contenedor tranquilo,


recipiente de torta de manzana,


concavidad de olor dulce y nueces.


con tenedor para comernos lo que viene


(o para escupirlo)


Pero más allá de los desencuentros físicos,


sabemos que mentalmente




no hay nada que decir.