30 de julio de 2011

Te llevaste el fruto a la boca y degustaste la pelusa, y como si hubieses estado espiándome detrás de la puerta diste en mi tecla. Te luciste negro, me dejaste boquiabierta. No sólo te me arrodillaste con las margaritas en la boca sino que me entregaste una y huiste. Así se hacen las cosas. Se pone al amor sobre la mesa, se dice lo que se tiene que decir. Y lo llevaste a cabo. No solo me sacaste la ficha, hiciste malabares con ella. Yo no confiaba en vos, pero para razonarme así algo más que un par de piernas tuviste que haber observado. Cosas que ni yo estaba segura que eran de mi. Ahora te fuiste, la puerta está cerrada y lo mejor es que eso no va a cambiar. LA noche va a seguir siendo oscura, la rutina va a ir pudriéndose y tu figura se va a ir endulzando.
Mirate, el destino nos hizo dar la vuelta al perro, fumarnos un pucho, comer un chocolate.
"Enamorarse es descansar en la otra persona"
Así me lo dijo y yo pensé cuánta razón tiene. Y vi como hacía un rato atrás me quedaba helada bajo su figura, y medio borracha disimulaba mirarlo. Y es cierto, descansé en él por un rato, en el que hablábamos descaradamente, o mejor dicho la descarada fui yo que por el vino no para con la verborragia brutal de la sinceridad de mi espíritu. Y no me enamoré por un rato, porque eso no implica un choque fuerte y seco sino un cultivo día a día. Pero ganas no me faltaron.
Entonces por primera vez me di cuenta que la palabra justa no es aquella que nos hace sentir mejor, que nos tranquiliza, que calma para dar lugar a nuestra paz, sino la más injusta, la que nos dice la verdad que punza al alma, hiere y moviliza. Ahí hay que hablar, desgajar al espíritu como a una mandarina podrida pero con semillas sanas y fuertes. Cuando las palabras intentan ser es cuando se van al carajo. Intentan hacer un mejor momento. Intenta hacer que el otro vuelva. Intentan intentar. Lo más claro es cuando todo se vuelve espontaneidad, palabra obtusa y malcriada y las vocales se caen, se nos escapa la verdad de nuestras bocas, y queremos parar pero lo único que nos sale es levantarnos y aplaudirnos por haber sido sinceros con el mundo y con nosotros mismos.

19 de julio de 2011

obceno es el medio que disgrega

Cara-libro / libro-cara

Ya de por sí el concepto materializador del espíritu, en la repetitiva demostración de la vida personal banalizada al extremo. Nuestra cara virtual, la portada, ¿y el cuerpo? ¿Qué es lo que mostramos en nuestro feisbuk? ¿Qué decimos de nosotros? Feisbuk no es ingenuo. No está vacío de contenido. No hacemos nada en feisbuk. No se boludea simplemente. Sí tiene objetivos bienlogrados. Nos recluímos. Perdemos vínculo que creemos que mantenemos por este medio. Nos comentamos pero no nos hablamos. Miramos sin ver. Todo cae en ese "me gusta" o no ¿A qué valores se apela cuando se clickea? ¿Inercia? ¿Espontaneidad? A volver a especificar, siempre hay algo detrás y las cosas no pasan porque sí. Igualar. Otra vez en la misma línea, "a ti y a miles de personas les agrada lo mismo" ¿por lo mismo? ¿bajo qué criterio? ¿tan fácil se homogeiniza la opinión oprimiendo un botón, quitándole la argumentación pero con posibilidad de "comentarlo". Más palabras que parecen decir lo mismo pero NO SON LO MISMO ¿Hay una cosificación de las relaciones que llevan a la impersonalidad? "Yo también canto en la ducha". "Viva Latinoamérica". "Chau Macri". "Fiesta: tu vieja, el 67/7". Grupos. Todo al mismo nivel. Temas que para cada uno de nosotros no pueden impactar de la misma manera. Entorno geopolítico, con una barra barata sin olvidarnos de que nosotros también confundimos el tire con el empuje. Un mismo denominador común que convierte a todo en sustancia del mismo material. El conjunto, una falsa colectividad. Número de personas que hacen/piensan lo mismo. El tratamiento de los tópicos con la misma seriedad ¿De qué sirve difundir si la forma en la que propagamos es funcional a, en última instancia, disgregar? Adicción. Hurgar en la vida ajena, dejarse ser violado por un falso espacio. Análisis. Conclusiones, y sin embargo, el mismo hecho con un poco más de conciencia ¿Cómo cambiamos y hacemos que las cosas cambien? ¿Por qué respiramos algo que nos hace mal?

de lo que me enseñaron en economía




"Otra cuestión relevante, relacionada con la formación de capital
humano
, es la relación
entre desigualdades sociales y crecimiento de
la población. La capacidad de una familia para
educar y cuidar a sus hijos
depende de los ingresos familiares y del número de hijos. Si
consideramos
fijos los ingresos, es evidente que cuanto mayor sea el número de hijos, menos
recursos pueden las familias dedicar a las necesidades de éstos en materia
de educación,
sanidad y alimentación. Aunque se puede paliar este problema
proveyendo sistemas sanitarios y
educativos gratuitos, los estudios
realizados demuestran que conforme aumenta el número de
hijos el gasto
familiar por hijo tiende a descender. Esto tiene dos implicaciones: (1) a mayor
número de hijos, menor dotación de capital humano por hijo y, por tanto, el
PIB per capita del
conjunto de la sociedad tiende a caer
; (2) dado que las
familias pobres tienden a tener más hijos
que las ricas (y las familias de
los países en desarrollo más hijos que las de los desarrollados),
esto
repercute en una mayor desigualdad social, reduciendo el capital humano de los
hijos de las
familias pobres y aumentando el de los hijos de las familias
ricas. Además, un crecimiento
demográfico fuerte fomenta la desigualdad por
otro conducto paralelo: el aumento acelerado de lamano de obra poco cualificada
satura los mercados y genera desempleo, con lo cual presiona a
la baja los
salarios. Dado que la pobreza tiende a concentrarse en los asalariados y el
crecimiento demográfico flexiona a la baja los salarios, éste supone un
deterioro en la distribución
de la renta de la sociedad. Nótese que en los
argumentos precedentes el vector clave es la
educación y la formación,
además de otros componentes del desarrollo humano, como la salud."

13 de julio de 2011

Al pan, pan

y al vino, vino

(lo que no fue será porque no tuvo que haber sido)
Y prueban,

huyen de su error,

lo desvirtúan,

lo repiten,

lo hacen al revés,

de pastillas,

de vino,

parados,

en silencio,

con la boca llena de pochoclos,

con el mal aliento de sus lágrimas,

con la epidermis al sol,

olvidándose de las fórmulas

y dándose cuenta

que son sólo niños

intentando ser

grandes que intentan ser felices.