30 de julio de 2011

Mirate, el destino nos hizo dar la vuelta al perro, fumarnos un pucho, comer un chocolate.
"Enamorarse es descansar en la otra persona"
Así me lo dijo y yo pensé cuánta razón tiene. Y vi como hacía un rato atrás me quedaba helada bajo su figura, y medio borracha disimulaba mirarlo. Y es cierto, descansé en él por un rato, en el que hablábamos descaradamente, o mejor dicho la descarada fui yo que por el vino no para con la verborragia brutal de la sinceridad de mi espíritu. Y no me enamoré por un rato, porque eso no implica un choque fuerte y seco sino un cultivo día a día. Pero ganas no me faltaron.

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