4 de octubre de 2010

Si fuera amor, no sé qué sería de usted, siempre fui mala con los hombres

no sería la excepción, pero ¿qué más da? Siempre me acuesto con los párpados a medio cerrar y me digo

¿por qué tratamos de soñar cosas que están fuera de nuestro alcance? Porque siempre

lo dijo mi madre, maldita sea. Si me desvelo no puedo evitarlo: a esa pregunta

se le suman otras más horribles y espantosas, y ya me doy cuenta que será

imposible conciliar el sueño, que para qué pensé en aquellas cosas, pero ¿Cómo

se fabrica el olvido? Asquerosamente con mugre en las manos, dolor en los

dientes, sangre en las encías que puja hacia el exterior, cuando el problema es

que deberíamos mirarnos el interior y ver que no nos pasa, acá o en

cualquier lugar en el que hablamos con nosotros mismos, a la vuelta del callejón

donde es oscuro y frío. Y ya mi noche está perdida y ¿Qué es un hombre? Y ahí

entre el piso y el raso me contesto: "es un color a punto de extinguirse" ¿y la

vida? Un insomnio constante, por eso le repito que si fuera amor,
no sé qué sería de usted.