18 de enero de 2011

Señoras y señores: hoy no hablaremos. No vamos a decir nada de nada, nuestra obra se basará en no explicarles de qué se trata toda esta puesta en escena. Queridísimo espectador, no todo es un conservatorio, la gran escuela. Nos limitaremos a ser actores escupiéndoles la peor baba a su público. Decapitaremos a los de la primera fila, osaremos reirnos de los de la última. No se trata de teatralizar sino de realizar y acá que quede bien claro que más de uno ve sin mirar esperando a que la saliva les manche las narices. Para la cartera de la dama, el bolsillo del caballero, la verdad se les presenta a la vista de sus ojos; sepan apreciarla y después de encontrarla saquen sus paraguas y, de butaca en butaca, destrocen las partes de lo que queda de sus compañeros de sala. Se los aseguro, ¡No se arrepentirán! y cuando todo finalice, aplauda. Párese. grite, entusiásmese. La trama ha concluido y aunque no se quiera por nada en este mundo, ya está todo horrible e inevitablemente dicho.

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